Una semana después del 8M, es asesinada Marielle Franco


"Vamos a bailar que yo ya te perdoné
Que no nos quemen en la hoguera 
Como fue una vez"
Santa Tejerina por León Gieco 

El Paro Internacional de Mujeres tuvo el propósito de mostrarle al mundo que las mujeres también podemos organizar, convocar y llevar adelante una huelga general, tal como lo ha hecho históricamente el movimiento obrero, organizado, convocado y llevado adelante por varones. Ahora, el movimiento de mujeres también puede parar, porque nosotras trabajamos fuera y dentro de los hogares. Porque las tareas domésticas son llevadas adelante mayoritariamente por mujeres. Pero también ocupamos lugares en la fábrica, en la escuela, en el hospital, en la política, en las empresas. Ganamos salarios más bajos de los varones. Pero somos tan obreras como los hombres. Eso nos legitima a todas a la hora de parar y movilizarnos. 

El paro del 8M fue una protesta internacional contra el patriarcado, contra la violencia machista, contra la imposibilidad de decidir sobre nuestros cuerpos. El 8M fue a favor del crecimiento del feminismo, por la construcción de mecanismos que permitan la igualdad de género y por una agenda con demandas puntuales. En el caso argentino, las mujeres paramos y nos movilizamos contra las políticas de ajuste del Gobierno nacional, contra los despidos de mujeres trabajadores (INTI, Hospital Posadas como los casos más emblemáticos de los últimos días) y por el derecho al aborto legal, libre y gratuito.


Durante el mes de febrero y marzo, se realizaron asambleas de mujeres todos los días viernes en el barrio de Chacarita. Las mismas se fueron replicando en otras ciudades y sedes de organizaciones sociales. En estas reuniones desbordadas de gente se fueron tomando decisiones en torno a la organización del 8M y se redactó el maravilloso discurso leído por la locura Liliana Daunes durante el acto central y en el cual se dijeron algunas de estas frases: 



"Paramos las ocupadas y desocupadas, las asalariadas y las que cobramos subsidios, las trabajadoras de la economía popular y las que realizamos tareas domésticas y de cuidado. Paramos las privadas de la libertad, explotadas en cárceles provinciales (...). 
Debemos lograr una mayor paridad en la representación gremial. 
Paramos para denunciar que el Estado es responsable. En nuestro país, en 2018, es asesinada una mujer cada 29 horas. ¡Exigimos una justicia que no ampare el poder clasista y patriarcal!".  

Por esto es que se consideró que era un paro exclusivamente de mujeres y una movilización en la que los varones podían acompañar apoyando las demandas. Esto resultó oportuno en algunos sindicatos, en cuyos ámbitos laborales los varones trabajaron y las mujeres pararon. 


En la marcha se vio un exceso de participación de mujeres adolescentes y jóvenes. Evidentemente es un movimiento que recluta a las nuevas generaciones por la construcción de una mayor concientización sobre nuestros derechos, sobre lo que falta avanzar y sobre todo, por lo que nunca hay que retroceder ni ceder. Por eso cantaban: 

"Poder popular, poder popular. 
Ahora que estamos juntas
Ahora que sí nos ven
Abajo el patriarcado se va a caer
Arriba el feminismo que va a vencer"

A pesar de todo esto, el poder de la derecha autoritaria contra estos avances sigue siendo letal. En Brasil, mataron a la concejala Marielle Franco, negra, lesbiana y nacida en una favela, que logró derrotar los obstáculos que -en cualquier caso- tenemos que atravesar las mujeres si queremos formarnos, ser madres por elección, ser profesionales y trabajadores y -lo que es más- denunciantes de las violencias contra los sectores populares. 
¡Marielle Franco, presente! 

Por cada mujer que muere por la violencia machista, por las mujeres abusadas y perseguidas por hombres que consideran que somos bienes de uso y de cambio, por las mujeres que no pueden decidir sobre sus cuerpos y por las que no tienen voz. La revolución será feminista. 

Estefanía Otero
FLACSO/UBA 
  

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